Keith Moon, el batería más auto-destructivo de la historia del rock, celebró su veintiún cumpleaños en el Hotel Holiday Inn de Flint, en Michigan, con una salvaje fiesta por todo lo alto en la que perdió un diente, cuando sumergió una limusina Lincoln Continental en la piscina del hotel. También dinamitó el cuarto de baño de su habitación y se paseó desnudo por todo el complejo. La policía lo detuvo y a punto estuvo de pasar tres años en la cárcel por todas las locuras que cometió aquella noche. Al final, sólo tuvo que pagar los desperfectos y jurar que nunca más se volvería a alojar en un hotel de esta famosa cadena hotelera. En la actualidad, este hotel de Michigan sigue ofreciendo alojamiento a grandes estrellas del rock y a todo aquel que quiera disfrutar de sus instalaciones, incluida la mítica piscina, desde 112 dólares por noche.